El término chupacabras es el nombre de un críptido legendario contemporáneo, que se describe como un ser que atacaría a animales de diferentes especies en zonas ganaderas o rurales. El mito tuvo su origen en la isla de Puerto Rico. Se cuenta que existe en México, América Central y América del Sur, en países como Costa Rica, México, Bolivia, Ecuador, Argentina, Brasil, Puerto Rico, Honduras, Nicaragua, Colombia, Guatemala, El Salvador, Panamá, Perú, Chile, Uruguay, Venezuela, Paraguay y en algunas zonas del sur de Estados Unidos.
A partir
de 1974 comenzaron a publicarse noticias sobre casos
de animales muertos misteriosamente en diversos puntos
de Estados Unidos como Kansas, Nebraska, Iowa, Dakota
del Sur, Colorado, Oklahoma y Minnesota.
A muchas de las víctimas les faltaba algún
órgano (oreja, lengua, nariz, rabo u órgano
reproductivo) mutilado con aparente precisión.
Además los animales muertos aparecían
"completamente sin sangre, como si su cuerpo hubiese
sido secado con una aguja".
En Puerto Rico, de febrero a julio de 1975, ocurrieron
numerosas muertes de animales en circunstancias casi
idénticas coincidiendo en la misma zona geográfica
con docenas de casos OVNIs y con otros fenómenos
supuestamente afines.
Justamente veinte años después de los
sucesos del llamado "vampiro de moca", como
se acuñó popularmente a la bestia.
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El
Chupacabras aparece en Puerto Rico
El nacimiento del Chupacabras, al menos en su edición
moderna, se remonta al mes de marzo de 1995, cuando
los vecinos de los municipios de Orocovis y Morovis
en el interior de Puerto Rico descubrieron que los animales
de las granjas eran atacados de una forma sensiblemente
diferente a la habitual en los animales salvajes o en
el hombre.
Conejos, pollos, cabras, etc. empezaron a ser encontrados
totalmente desangrados, apareciendo los cadáveres
con un simple y pequeño orificio, especialmente
en la garganta. La plaga se extendió por la isla
rápidamente. Las primeras descripciones del misterioso
asesino no aparecieron hasta seis meses después
de la aparición de la epidemia. Fue en septiembre
del pasado año cuando fue observado por Madelyne
Tolentino, una ama de casa de Canóvanas, al este
de San Juan. Ésta y otras observaciones paralelas
lo bautizaron en la zona como "El canguro"
y "El conejo".
Las descripciones lo presentaron como una horrosa entidad
semejante a un canguro con colmillos y con un abombamiento
en sus ojos rojos y sus bocetos corrieron por toda la
isla. Y por gracia del ufólogo Jorge Martín,
a través de internet, la imagen se extendió
al resto de la civilización.
Pero en Puerto Rico se iban sumando cadáveres
al guarismo del vampiro. Nuevos aterrorizados testigos
hacían sus descripciones y los artistas daban
forma a sus palabras: humanoides, depredadores de pata
hendida y retorcidas gárgolas de catedral. El
terror estaba sembrado en las zonas rurales. Las autoridades
municipales organizaron unas doscientas partidas para
capturarlo. Sectores políticos reclamaron una
investigación oficial a un gobierno que ignoraba
los dantescos hechos.
Algunos científicos señalaron que los
responsables debían ser monos, perros u otro
animal exótico que habite libremente en el país.
Las necropsias no establecieron un patrón único
de muerte: traumas en el cuerpo, infecciones bacteriales,
perdida de sangre.
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Durante las primeras semanas de 1996, los ataques del Chupacabras
comenzaron a menguar, pese a que las referencias de la prensa sobre
su actividad no habían disminuido.
Las temperaturas en esa época del año son frías
con lo que se pensó en una posible hibernación en las
montañas de la selva tropical de El Yunque, o en alguno de
los muchos sistemas de cavidades que hay en las isla, especialmente
alrededor de Aguas Buenas, a unos 50 Km. de San Juan.
Pero la tranquilidad no duraría mucho. Las alas del maligno
ensombrecieron de nuevo la vida de los portorriqueños. A principios
de marzo Arturo Rodríguez, un granjero del Barrio Sumidero,
en Aguas Buenas, notificó la pérdida de 30 gallos luchadores
y gallinas. Los animales tenían punzadas en su garganta y en
el cuerpo. Se afirma que agentes del Departamento de Recursos Naturales
realizaron una investigación in situ.
El sábado 9 de marzo, un chico llamado Ovidio Méndez estaba
enterrando una gallina muerta cuando observó un extraño
ser de 1,20 metros de altura caminando a dos patas. Su cuerpo era gris
oscuro, poseía ojos alargados rojos, largos colmillos y las manos
en forma de garra. La policía no encontró nada. De todas
formas no todas las personas estaban de acuerdo en que el Chupacabras
fuera el responsable de las muertes de los animales. Una mujer creía
que su conejo había sido asesinado por un perro.
Como suele pasar en estos casos, a falta de una explicación que
resulte suficientemente convincente, las especulaciones comienzan a
correr. Así aparecieron sofisticados argumentos sobre perros
con un colmillo, un simio delincuente, inconfesables experimentos genéticos
y, cómo no, alienígenas. O el propio diablo cuando uno
de los testigos afirmó que la aparición estuvo acompañada
de un "olor fuerte a sulfuro".
También fue detenida una santera, acusada de matar a los animales
domésticos para sus ritos, pero es evidente que no podía
ser la causante de todas ellas. Se dijo que debían ser diversos
grupos Yoruba, pero lo cierto es que eso contradecía la hipótesis
oficial hasta el momento: monos o perros. La matanza continuó
en el Barrio Sumidero, especialmente en los sectores de La Araña,
La Vega y la Capilla donde centenares de animales domésticos,
pollos, patos, ocas e incluso algunas cabras, corderos y vacas, fueron
desangrados. En uno de los ataques, además de las muertes causadas,
el agresor arrancó de sus goznes una puerta metálica de
4,8 metros por 4,2. Tal desproporcionada prueba de fuerza no hizo sino
aumentar el terror de los habitantes de la zona.
En los estados norteamericanos, la historia de este fabuloso canguro
se ha mezclado con las del Diablo de Jersey, un personaje procedente
de la mitología indígena y cuya presencia se denota en
los últimos 260 años, contándose 2.000 supuestos
testigos, siendo un clásico dentro de la zoología fantástica
o criptozoología.
Conforme crecía el alud en Puerto Rico, aparecían nuevas
especulaciones, generalmente gratuitas y a cual más pintoresca.
Así el hermano Carmelo, un ejemplo de los autotitulados como
psíquicos, pontificaba que las mutilaciones procedían
de "una raza de vampiros que se complacen con la sangre animal"
y que sólo se puede terminar con ellos usando "un rayo láser
o una bala de plata". Con sus dotes clarividentes afirmó
que estos seres no atacan a los humanos porque la sangre está
demasiado infectada de toxinas y de grasas.
Por su parte, un grupo ufológico de corte fanático conocido
con el acrónimo de NOVA indicó que el Chupacabras era
una de las 20 criaturas que habían descendido a la Tierra procedentes
del espacio. Su repugnante misión consistiría en realizar
experimentos con sangre humana con el objetivo de liberar perniciosos
virus como el VIH causante del SIDA. Este grupo paranoico se dedicó
a acosar a testigos e investigadores indicándoles que contaba
con el respaldo de "una organización secreta del gobierno".
Sobre Puerto Rico recae la pésima reputación de ser campo
de pruebas para armas secretas experimentales que van desde la Talidomida
hasta armamento radiactivo, por lo que no fue difícil que algunos
creyeran que el Chupacabras era el resultado de un experimento genético
cuya salvaje actividad había sido concebida por el gobierno norteamericano.
Pero las teorías no terminan aquí. Otros vincularon la
llegada del Chupacabras a la vieja e infundada creencia de que en Puerto
Rico existen túneles que unen la isla con territorios continentales,
especialmente con los Pirineos y Sudamérica. Incluso se sugirió
que la criatura había acudido desde el Más Allá
durante una oscura ceremonia de santería. Esta macabra creencia
tiene mayor predicamento entre quienes han sufrido daños causados
por el Chupacabras como si hubiesen sido víctimas de algún
tipo de brujería o maldición que perjudicara su hacienda.
No obstante, la idea más extendida es que se trata de un ser
alienígena, no en vano Puerto Rico se ha caracterizado siempre
por una gran cantidad de avistamientos OVNI, lo que ha llevado a muchos
a considerar a la isla americana como una zona caliente del planeta.
Estas mutilaciones tendrían el mismo origen que las que se produjeron
con anterioridad preferentemente en el Medio Oeste americano, donde
numerosas cabezas de ganado aparecieron halladas sin sangre ni glándulas
endocrinas. Esto se debería a una atrofia del tubo digestivo
de los alienígenas, lo que motivaría consumir un preparado
con la sangre y las glándulas endocrinas que absorberían
a través de la piel. Esta explicación ha sido apuntada
entre otros por Salvador Freixedo. Los extraterrestres, mediante una
técnica genética habrían creado un animal que cumpliría
la misión de chupar la sangre.
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Conclusión
De lo poco que estamos seguros es que es un hecho el incremento de las
muertes de animales "vampirizados" en Puerto Rico y México.
Se ha informado ya de casos en Costa Rica, El Salvador, Guatemala, en
la Amazonía, en Florida y en otros puntos de EE.UU. como Cambridge
(Massachussets), la ciudad de Nueva York, Nueva Jersey, San Antonio,
San Francisco y Moscú en Rusia.
También se ha sabido que en 1993 una bestia de comportamiento
semejante atacó en Bulgaria causando varias muertes humanas,
según consta en la prensa del momento. En Puerto Rico los científicos
han atribuido los "ataques vampíricos" a caninos, de
una rara variedad de un solo colmillo quizás y a fieros macacos.
En México, fueron coyotes y murciélagos, con su carácter
distorsionado por la sequía. Los testigos y propietarios de animales
han sido calificados como incompetentes, desinformados e incluso mentirosos.
Escépticos y reputados ufólogos coinciden: fraudes, exageraciones
e histeria. Sin embargo para muchos quedan preguntas en el aire.
¿Por qué una sola marca de pinchazo? ¿Cómo
puede penetrar con suficiente profundidad en animales vivos para extraer
su sangre? ¿Qué tipo de extraña baba es la que
deposita sobre sus víctimas? Y sobre todo ¿Qué
está viendo la gente? Quizá todo sea el mito de la bestia
extraterrestre, pero vale la pena estudiarlo. |
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